Llegamos el sábado con nubes y chubascos, asi que no vimos nada de los Alpes desde abajo, dormíamos en el albergue Fagot-Gite, en Les Houches, un lugar muy confortable regido por nuestro colega Olivier, que habla un español afrancesado muy gracioso. Compras en el super y a diseñar la estrategia de subida y las previsiones de tiempo.
Al día siguiente compramos el gas en Chamonix y salimos hacia Belleveu totalmente equipados en el teleférico que nos dejaba a 1800m, las previsiones nos garantizaban una ventana de buen tiempo para el lunes-martes después empeoraba de nuevo así que salimos cortando. Como el tren cremallera está cerrado subimos andando hasta el Nido de Águila (2380m) y esa noche dormimos a 2800m en el refugio no guardado de Les Ronhes (ahorrándonos montar tienda).
Las primeras rampas duras pero como es de noche parece que psicológicamente se lleva mejor; el ritmo es bueno, subimos tranquilos pero con pocas paradas intentando no acelerar las pulsaciones ya que sabemos de nuestra poca aclimatación. A las 6 llegamos al refugio de Vallot a 4362m, paramos a descansar dentro y alucino con la cantidad de gente machacadísima que hay sentados, manos en la cabeza, mareados y con evidentes síntomas de mal de altura...por suerte en general nuestro grupo se encuentra bien y en seguida volvemos a salir camino cumbre. Solamente queda la mitad!!!
El amanecer nos muestra lo mejor y lo peor de esta cima…la grandiosidad de este macizo al amanecer con la propia sombra del Mont Blanc proyectada en el valle, se ve empañada por la hilera de cordadas y el gentío que intenta subir…me doy cuenta de que no estoy acostumbrado a este tipo de cima masificadas, pero el pulso lo gana la montaña y me olvido de todo lo demás…disfruto de la subida a cada paso. El viento del amanecer empieza a arreciar con fuerza…sobre todo en la expuesta arista de Bosses…ya queda poco y ponemos el máximo de atención en los cruces con las peligrosas cordadas regidas por guías y gente con muy poca experiencia que respetan muy poco al resto de montañeros.
La vuelta se hace dura por la alta temperatura, el cansancio acumulado y los efectos de la altura y a las 11 estamos de nuevo en Gouter…descansamos un ratillo, recogemos todas las tiendas y empezamos a bajar con el objetivo de perder toda la altura posible.
Muy cansados llegamos de nuevo al refugio de Les Ronhes a 2800m y decidimos pasar allí la noche, las previsiones se cumplen y 10 minutos después de llegar se desata un tormentón increíble, buena elección pasar allí la noche.
Al día siguiente de vuelta por el glaciar hasta el albergue a ver a nuestro colega Olivier, duchaza merecida, comilona y celebración
El jueves lo dedicamos a ir de compras por Chamonix, poco se puede hacer con los aguaceros que nos están cayendo pero el viernes parece que mejor algo y nos aventuramos a la impresionante Mer de Glace, subimos en el tren cremallera de Montenvers y nos marcamos una jornada de escalada en hielo en las grietas marginales, es un glaciar impresionante que sobrecoge.
Luego, el sábado de vuelta a Ginebra, cena en el aeropuerto y a dormir tirados en el suelo hasta a las 5 de la mañana más o menos...después cogimos el avión y cada oveja a su redil, lo importante por este orden es que todos estamos bien y la actividad fue un éxito
Roberto García
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