El tropel de gente lo formaba Alberto, Paco, Rosa, Roberto, Manuel, Jose Tornero, Jose cuñao, Jose Cózar, Susana y Quite.
Salimos de Albacete y de Alpera en dirección pirineos, y como siempre llegando a la pradera de Ordesa justo para dormir y madrugar un poquito, ya que la intención era subir el sábado al Perdido y bajar a dormir a Góriz.
Al final nos entretuvimos mas de la cuenta en la salida, y la ascensión por la senda de cazadores se hizo un poco dura para algunos, así que a media mañana yo ya tenía mas o menos claro que sería difícil que llegáramos a tiempo de subir a Monte Perdido.
Después de salvar mucho desnivel con la senda de Cazadores y de la progresión a cota hasta la cascada de Cola de Caballo, nos encontramos con las clavijas de Soaso, que salvan la terraza caliza para poder acceder al refugio de Góriz...allí se nos fue también mucho tiempo, ya que el equipo no era muy experto en moverse por esos sitios.
Al final, a las 4 de la tarde llegamos al refugio de Góriz, lo que descartó por completo la subida al Monte Perdido; pero no pasa nada, habíamos venido a disfrutar del monte, de sus paisajes y de las primeras hayas de colores rojizos y amarillentos que se veían en el valle.
En vez de eso, nos dimos un buen paseo hasta casi el circo de Cotatuero, por la vía normal que une ambos circos.
A eso de las 19h nos volvimos porque teníamos que montar tiendas y parecía que había mucho movimiento en el refugio.
La sorpresa fue que habían cancelado plazas en el refu (nos habían dicho que estaba lleno), y salvo Rosa, Robeto, Paco, Alberto y Manuel, que dormimos en tiendas, el resto aprovechó la ocasión para pernoctar en el refugio y cenar de plato. Nuestra noche fue algo movidita, ya que las vacas rondaban sin cesar al lado de todas las tiendas y los cencerros hacían de campanilla en la oreja del personal, más de una vez nos tocó salir de la tienda a varear el ganado...benditos tapones!!!
la protagonista de la noche
A la mañana siguiente recogimos todos los bártulos y salimos de camino de nuevo a las clavijas de Soaso. A medio camino de bajada Manuel se da cuenta que se ha dejado el piolet en el refugio, yo que me encuentro con ganeta de sudar dejo la mochila y me aplico un carrerón cuesta arriba hasta el refu y después cuesta abajo que me regala una sudada de las buenas.....ya me he ganado el baño.
Y así es, llegamos a las cascada de cola de caballo después de bajar por el camino en vez de por las clavijas..y sin pensármelo me quito ropa y al agua, seguido de Alberto y Rosa....que fría el agua del deshielo!!!
Después del bañito reparador enfilamos la bajada por la pradera de Ordesa hacia los coches...camino relajado y vistoso gracias a las diferentes gradas que se descubren a cada paso.
Ruta muy bonita, tranquila, y disfrutona....no todo es penar en la montaña!!!!!!
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